La llegada a Stockholm
desde el aeropuerto no tiene mucho que ver con la llegada desde el Prat
a Barcelona. Los viajes low cost te dejan en el aeropuerto de Skavsta que, a
pesar de estar a 1h y 15 minutos del centro de la ciudad, la sensación es la
misma que debió tener Alicia después de caer por la madriguera del conejo y
llegar al País de las Maravillas. El camino del autobús se transcurre entre un
mar de prados, a veces verdes, pocas veces, y mayoritariamente blancos, donde
se amontonan cantidades industriales de árboles de tronco oscuro y altura
inimaginable. La luz, y el cielo, a lo largo del trayecto tiene tiempo de
adoptar la gran mayoría de los colores de la paleta. Poco a poco, los bosques
se van manchando con casitas color granate, con cubiertas a dos aguas,
estructura de madera y acabado metálico. De este modo, y sin previo aviso, el
autobús se sumerge en la urbe, donde el hormigón substituye el verde, aunque el
blanco siempre es el que permanece.
