La sensación de hallarse en un lugar fresco y verde, donde
todavía permanece cierto aroma a fortaleza, foso, medievo y estrategia militar;
es similar cuando uno se encuentra en la isla donde se haya el Swedish Council.
Una de las islas que conforma el centro de la ciudad esta únicamente colonizada
por este edificio. La fortaleza se implanta con mucha seguridad sobre un
terreno muy limitado desde donde se puede visualizar la isla central Gambla
Stan y el barrio de Södermalm. Es curioso como el agua, a un lado dulce y al
otro salada, se congela, o no, según su condición durante el invierno, que
suele ocupar un 65% de todo el año. La fortaleza se eleva casi a un punto
celestial cuando uno se entera que es allí donde tienen lugar los premios Nobel
y, acompañada por un patio de acogida con su escalinata pertinente, la torre de
vigilancia y unos muros robustos de piedra y hormigón, es como si algún vikingo
todavía vigilara esos lares, con escudo, armadura y lanza.