miércoles, 27 de junio de 2012

GRÀCIA IS NOT BARCELONA


Nadie que haya vivido desde siempre en Gràcia te dirá que es de Barcelona si puede decirte que es de Gràcia.

Los datos más antiguos que tenemos sobre los inicios en la Vila de Gràcia, aproximadamente sobre el año 1630, hablan del asentamiento religioso Nostra senyora de Gràcia, conocido también como Els Josepets, impulsado con capital procedente de Barcelona y para Barcelona. Así pues, ya los primeros pobladores tenían un inequívoco vínculo con la ciudad. Poco a poco artesanos y comerciantes empezarían a poblar una zona tradicionalmente agraria dando forma y diversidad a un territorio que ya empezaba a conocerse como Gràcia. De estas actividades y de la costumbre veraniega de la burguesía catalana que empezó a construir sus torres fue consolidándose el tejido urbano de Gràcia  fuera de las murallas de la ciudad medieval de Barcelona con una densidad mucho menor que permitía que el espacio público se apoderase de los numerosos espacios entrecasas para el uso colectivo, creando numerosas plazas convertidas en mercados y zonas de recreo.

Así pues había nacido una ciudad satélite que se sentía fuerte e independiente. Con un pensamiento colectivo poderos que consiguió su primera independencia allá por 1829. Tardó apenas dos años en volver a ser anexionada pero Gràcia ya había dejado claro se sentía diferente. Dos independencias más siguieron a esta hasta que a finales de S.XIX pasó a formar parte definitiva de Barcelona.

Hoy en día el Distrito de Gràcia sigue teniendo parte de ese carácter de villa, no de ciudad, que le distingue de Barcelona y que le da el atractivo añadido de ser el pueblo que persiste en la ciudad y lo convierte en un valor añadido que no se encuentra en ninguna otra parte.