domingo, 24 de junio de 2012

COLLSEROLLA vs DESIERTO DE LOS MONEGROS


Recuerdo que la visita a Collserolla coincidió con unos días de agobio y nervios, ya que esa misma semana tenía una entrega de Proyectos.
Pensaba que acudir a la excursión supondría poder dedicar menos tiempo a la entrega, pero lo que encontré allí fue un oasis de calma dentro de la locura de esos días.

Desde el primer momento en que caminas por Collserolla te aíslas del movimiento, ruido y contaminación de Barcelona. La vegetación te envuelve, el ruido desaparece, y al llegar a la Torre de Collserolla, con la ciudad a tus pies, te olvidas de las preocupaciones.

En el valle del Ebro, cerca de Zaragoza, se encuentra el desierto de los Monegros.
Pueden parecer paisajes totalmente opuestos, pero es curioso cómo dos lugares tan diferentes generan las mismas sensaciones.

Los Monegros es un desierto de tonos ocres y grises, de inmensa extensión, con un horizonte abierto e inabarcable. Un lugar de belleza áspera y sobria, donde te envuelven el silencio y el vacío.
Pese a las apariencias es un terreno lleno de vida. En su interior hay un ecosistema rico y único, y aunque su superficie está muy poco poblada, la atraviesan numerosas infraestructuras debido a su estratégica posición.

Es difícil imaginarse los Monegros tal y cómo eran antiguamente. Un frondoso bosque de sabinas, que apenas dejaba pasar la luz del sol. De ahí viene su nombre ‘Monte Negro’.
De aquel bosque sólo se mantiene en pie una última Sabina en Villamayor, convertida en un hito para el pueblo.

Dos paisajes opuestos, pero igual de impactantes. Será que los polos opuestos me atraen..


imagen aérea del desierto de los monegros