lunes, 9 de abril de 2012

Helsinki


Helsinki y Barcelona son ciudades muy distintas, no solo por su clima, sus costumbres o su gente, también por cómo es la ciudad y cómo se habita/vive.
Finlandia es país de extremos; son personas reservadas, que no acostumbran a salir mucho de casa durante el frío, que meditan i se calientan en las saunas; pero que durante el verano llenan todos los parques y orillas del mar de la ciudad durante día y noche y asisten a cientos de conciertos y actividades que ofrece Helsinki durante estos meses.
El atractivo de Helsinki está en su accidentada costa, sus escarpadas bahías y sus islas rocosas. Más allá del espectacular paisaje, Helsinki ha sabido hacer frente a sus vecinos invasores (Suecia y Rusia) y a un clima realmente espantoso para convertirse en una ciudad mundial.
Helsinki está en una península rodeada de un archipiélago de islotes, muchos de los cuales están unidos por puentes y ferries a la península. Tiene tres centros organizados en torno a su transporte: Rautatentiori (plaza de la estación de tren), Kamppi (estación de autobuses) y Kauppatori ( mercado descubierto), en el puerto de la ciudad. Desde Kauppatori, el parque Esplanadi se extiende hacia el oeste acompañado por dos populares calles, Eteläesplanadi y Pohjoisesplanadi, calles dónde pasear y encontrar todos los objetos de diseño finlandés que hay en el mercado (marcas como Artek, Marimekko).
La catedral luterana Tuomiokirkko de Engel, de color blanco y cúpulas verdes se sitúa por encima del puerto y es la construcción más reconocible de Helsinki. Mannerheimintie, que une Eteläesplanadi y la parte más norte de la ciudad dónde hay el barrio de Töölo, es uno de los ejes principales de transporte de la ciudad a través de múltiples líneas de tranvía. El museo de arte moderno Kiasma de Steven Holl se ha convertido en otro lugar importante por la ciudad, no sólo por el edificio sino también por la cultura urbana de skaters que se ha generado a su alrededor.