La historia de Santiago de Compostela igual que la de
Barcelona se remonta a la prehistoria, mucho antes de que los asentamientos
romanos formaran los primeros poblados estables y sobre os cuales se
edificarían las ciudades actuales.
En el caso de Compostela fue en el S. V a.C cuando los primeros asentamientos Celtas
ocuparon la cima del monte Poldros pero igual que los primeros pobladores de
Barcelona, los iberos, fueron remplazados y se formaron campamentos romanos, en
un principio provisionales que mas adelante pasarían a ser estables y de los cuales aun nos quedan trazas en las
tramas de los casos históricos.
En el territorio que actualmente ocupa la Catedral de
Santiago existía un poblado romano, que se tiende a
identificar como la mansión romana de Aseconia
y existió entre la segunda mitad del siglo I y el siglo V. El poblado
desapareció pero permaneció una necrópolis reutilizada como cantera que estuvo
en uso quizás hasta la época del Reino Suevo de Galicia,
llegando hasta el siglo VII.
A diferencia de Barcelona Santiago no tubo una población
estable después del campamento romano.El hecho que marcó la historia hasta la
actualidad ocurrió en el año 820 con el presumible descubrimiento de la tumba
del Apóstol Santiago.
Poco a poco se fue desarrollando la ciudad. Primero se
estableció una comunidad eclesiástica permanente al cuidado de los restos,
formada por el obispo de Iria y los monjes de Antealtares, en la que
espontáneamente se asentó un población heterogénea, aunque fundamentalmente
estaba formada por emigrantes procedentes de las aldeas próximas y fue
aumentando a medida que progresaba la peregrinación por razones religiosas por
todo el Occidente peninsular, reforzada por el privilegio concedido por Ordoño II en 915 por el que se
establecía que cualquiera que permaneciera cuarenta días sin ser reclamado como
siervo pasaba a ser considerado como hombre libre con derecho a residir en
Compostela. El primer habitante conocido de Compostela es, de hecho, un
extranjero: Bretenaldo Franco, cuya mención más antigua corresponde al año 955.
El año 1075
el obispo Diego Peláez
dio comienzo a la construcción de la catedral románica. El aumento del
peregrinaje hace de Compostela un lugar de referencia religiosa en Europa, lo
que aumenta su importancia, y la ciudad se ve recompensada también
políticamente al alcanzar, en la época del arzobispo Diego Gelmírez,
la categoría de metropolitana para la iglesia compostelana (1120). La autoridad de la
Iglesia de Santiago se extendía sobre la mayor parte de las diócesis del
naciente reino de Portugal
y sobre la mayoría de las de León. Santiago era, además, centro de un gran
señorío feudal gobernado por los obispos de Compostela, que iba desde el río Iso hasta el
Atlántico. Desde Santiago se organizó la resistencia armada frente a las
invasiones normandas, los cuales conocían al Reino de Galicia como Jakobsland
(País de Santiago).
En la actualidad el casco histórico de Santiago al igual
que el de Barcelona congrega gran parte de la actividad nocturna y turística de
la ciudad. El clima húmedo y los días grises de Galicia dotan al centro de un
aire misterioso y son muchos los santiagueses que todos los días recorren las
empedradas y tortuosas calles que lo forman, evandiéndose de la realidad y dejándose
llevar por la atmosfera que desprende. Tomándose un café en alguno de los
muchos bares, que manteniendo el encanto de las antiguas construcciones, le
permiten a uno ver el deambular tranquilo de la gente mientras que una
incesante lluvia barre las piedras y fachadas de granito de la ciudad.