Urbanismo palermitano. Lectura
histórica transversal.
Palermo, capital de Sicilia,
ha traducido urbanísticamente el destino de los acontecimientos históricos
específicos de la isla. Aunque dotado de una fuerte identidad cultural,
Sicilia, casi en la reacción de un "eterno retorno" nietzchiano, para
pasar a través de las épocas de su larga historia, ha sido testigo de una
continua sucesión de dominaciones. Siempre forman parte de una realidad
política y cultural y el extranjero a menudo lejos. Finalmente, este caso se ha
convertido en un factor integral y se repite la estructuración de nuestra
civilización.
Volviendo al nacimiento y
evolución de las zonas urbanas de Palermo, no puede explicarse sino en términos
de esta " estratificación" socio-cultural.


Bajo la dominación árabe
(siglo IX d. C.), la ciudad continuó creciendo más allá de los ríos con los
barrios Albergheria y Schiavoni, y con la ciudad fortificada, Kalsa, sede de el
emirato. Mientras los Normandos (siglo XI-XII), crearon puntos focales urbanos,
tales como la catedral y el palacio real convertidos o fortificados de preexistentes árabe. En doscientos años más tarde siguió a la d dominación de Suabia, Anjou y aragonésa,
de este período es el barrio de la Conceria que se suma los distritos
históricos y la recuperación y el consiguiente establecimiento de la Plaza
Marina.
La entrada, en 1415, en parte
de el reino de España, , así como un período de larga duración de la paz, lleva
a transformar radicalmente la faz de la ciudad, a través de la creación de un
camino perpendicular nuevo a el eje de el Cassaro, Via Maqueda y la plaza
central octogonal de “Quattro canti", que llevó esencialmente de un
bipartidismo a un esquema de cuatro partidos.
En el siglo XVIII, al pasar de
la dominación española en el Savoy, y luego al imperio de los Habsburgo,
Palermo continuó expandiéndose más allá de las paredes, en primer lugar a la
proliferación de casas señoriales, a continuación, los asentamientos más
importantes, como el pueblo marinero de Santa Lucía.
Desde el final de el ‘700
hasta la unificación de Italia, sin embargo, Sicilia estará en manos de el
modeno reino Borbónico. Reflejo de esta modernidad urbana es el comienzo de una
verdadera planificación. Con la “adición Regalmigi” de hecho, se hace una
extensión de la Via Maqueda y otro eje paralelo a la Cassaro (hoy Via Ruggero
Settimo y Via Mariano Stabile) la formación de los "Quatro canti di
campagna". Unas décadas más tarde se elaborará una nueva prórroga de la
Via Maqueda, Via della Libertà, que marcará la expansión de la dirección final
de la ciudad hacia el norte.
Después de la unificación de
Italia (1861) a raíz del debate sobre los problemas de saneamiento de Palermo
también estaba equipado con un "Plan de Rehabilitación" (Plan de
Giarrusso). Esto, de acuerdo a los principios de adelgazamiento compartidòs en
esos años en Europa, destripa el tejido
histórico con un nuevo eje paralelo a la Maqueda, Via Roma que, por otra parte,
se convierte también en la conexión de la expansión hacia el norte por la Estación
Central.

A excepción de un algunas
últimas interventiones de valor moderado, como el caso de el distrito Matteotti
in edad fascista, el siglo XX ha sido testigo de la degeneración de las zonas
urbanas de Palermo. Sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial en
adelante, debido a la especulación de que se enfermó durante esos años, toda la
Italia, se constató la proliferación irracional de la expansión del hormigón y
el abandono de la vieja ciudad, que fue vaciado, en un total estado de
descomposición. Además de que era una arquitectura de vivienda de bajo niveacompañada
de un absoluto desinterés por los espacios públicos.
Recientemente, con el Plan Ejecutivo
para el centro histórico de la Cervellati-Benevolo (1992) se ha intentado un
cambio de tendencia, aunque el camino todavía es largo y difícil,
principalmente debido a el nuestro sistema urbanistico disfuncional.
He intentado leer los
fenómenos urbanos como consecuencia transversàl de nuestra compleja cronología
histórica. Y si este "eterno retorno" debería remanifestarse, aunque
ciertamente no en la forma política de la antigua dominación, la esperanza es
que esta vez la contribución de otras nacionalidades, se lleva a cabo en el
intercambio cultural. Mirando, pues, a los efectos de una mejora concreta a
otros modelos con una gestión urbana más eficiente, por ejemplo en Barcelona
que, con Palermo, tiene en común encima a algunas fases de la formación
histórica, en primer lugar, la mediterráneidad.