domingo, 11 de marzo de 2012

Granollers
















Granollers es la capital y la ciudad más poblada del Vallés Oriental, con casi 60 mil habitantes. Está situada en la plana del Vallés, en una superficie de 14,89km², alrededor de los márgenes del rio Congost, que atraviesa la ciudad de norte a sur.

Es difícil establecer los orígenes de la ciudad. Los descubrimientos arqueológicos más importantes son de la época romana, aunque existen vestigios con una antigüedad superior a 4000 años. Pero no será hasta el año 944 cuando aparecerá la primera referencia al topónimo Granollers.

En el siglo XVI con el aumento demográfico y la prosperidad del mercado se consolidará el desarrollo de la ciudad, ejemplificado con la construcción de importantes edificios como son la nueva iglesia gótica de Sant Esteve, construida sobre la la románica, la iglesia de Sant Francesc o la Porxada.

La porxada, edificio renacentista que servía para alojar el grano, es el edificio más emblemático. Sin duda alguna, para aquellos que conocen la ciudad, es un punto de referencia. Se trata de un edificio formado por 15 columnas de orden toscano que soportan un tejado de cuatro vertientes.

Actualmente Granollers vive del comercio y de las industrias, aunque en la parte sur del término aun se conservan zonas agrícolas. La actividad económica fue evolucionando en el siglo XIX a partir del desarrollo de las vías de comunicación (el nuevo trazado de la carretera Barcelona-Vic, y la llegada de las dos líneas del tren) volviéndose gradualmente más industrial y comercial que agrícola. Es por ello que hoy en día hay una gran zona industrial situada al otro lado del río Congost, acompañando la ciudad en su configuración longitudinal, con una mayor repercusión que la zona ocupada por los campos agrícolas.





Como curiosidad podríamos destacar la fiesta mayor de la ciudad, que se celebra la última semana del mes de agosto, muy conocida en todo el Vallés y pueblos cercanos.

Esta fiesta se basa en la recuperación de una antigua apuesta hecha en la ciudad en el año 1897, donde dos artesanos del ladrillo, dividieron la ciudad compitiendo para ver quien era capaz de hacer más ladrillos en una hora. Esta anécdota se convirtió años después en la fiesta mayor donde los protagonistas son los ciudadanos divididos en dos grupos los "blancs"(blancos) y los "blaus"(azules)