Como primer aportación al
blog, me gustaría hablaros de Berlín desde el punto de vista de un estudiante
de intercambio.
Berlín, capital de
Alemania, es una ciudad con evidentes huellas de su pasado. Después de la
Segunda Guerra Mundial, la ciudad perdió mucha densidad de edificación y ha
tenido una reconstrucción lenta. Aún a día de hoy encontramos grandes y
numerosos vacíos que rompen la continuidad de los tejidos urbanos, donde casi
un 30% de la superficie de la ciudad es verde. Quizás uno de los vacíos más
claros sea Alexanderplatz, actualmente una gran plaza sin rastro de su pasado, pero que en su momento fue el núcleo histórico
de la ciudad.
Pero quizás la huella más
presente y a la vez característica de Berlín sea la división de Alemania. En 1961, Berlín – Este hizo levantar un muro
de Berlín que permanecería hasta 1989. Durante casi 30 años la ciudad funcionó
como dos ciudades independientes, dos ciudades que se desarrollaron paralelamente,
cada una con sus centros de actividad.
Con la unificación de
Alemania y la caída del muro, Berlín volvería a ser la capital del país en
1990.
El resultado es ahora una
ciudad con una población muy joven y procedencias muy distintas que han ido
repoblando una ciudad que perdió casi 2 millones de habitantes a partir de la Segunda
Guerra Mundial. El hecho de carecer de un centro histórico y que estuviese
dividida la ha convertido en una ciudad muy descentralizada. Podemos hablar de
los centros este y oeste, pero éstos son más bien núcleos de la red de
transporte público. La principal actividad se genera en los diferentes barrios
de un modo muy repartido y cambiante, convirtiéndola en una ciudad muy
extendida.