La
llegada del tren a Granollers, significó el inicio de una nueva etapa en su
historia, del mismo modo que lo significó para Sants, haciendo un gran paso
hacia la industrialización.
Se
trataba de dos poblaciones que habían iniciado el proceso de industrialización
tímidamente, y que la llegada del ferrocarril, y por consiguiente la mejora en
la movilidad, configurarían el crecimiento económico y urbanístico de la
ciudad. En el caso de Granollers, se consolidó su papel de centro de la comarca
del Vallès Oriental, a la vez que se abría hacia el exterior, a través de
Barcelona y su puerto, y hacia Francia, en su continuidad hacia el norte. Sants
se consolidó como el barrio obrero de la ciudad de Barcelona.
El
origen de la construcción de las vías férreas en las dos ciudades fue el mismo,
la presión de los intereses de los propietarios de las industrias, que creían
que el tren era la única manera rápida de hacer negocios con sus productos:
conseguir las materias primas, y distribuir sus mercaderías, más rápidamente y
a costes más bajos. En el caso de
Granollers, empresarios barceloneses, querían acercar el carbón de los
yacimientos de Surroca i Ogassa hasta Barcelona, para proporcionar una hulla
barata a la industria catalana y no hacerla depender del carbón británico o
asturiano que llegaba mucho más caro por el puerto de Barcelona.
De
este modo, en 1854 se inauguraba oficialmente la línea férrea
Barcelona-Granollers, y pronto se planteo la prolongación de la línea hacia
Francia, para convertirla en una de las líneas férreas básicas de la red
ferroviaria catalana. Así continuó creciendo hacia Cardedeu y Sant Celoni,
hasta que llegó en 1860 al actual Maçanet-Maçanes donde se encontró con la
línea de Mataró. En 1877 llegó a Figueras y en 1878 a Portbou.
Pero
no se abandonó la idea de unir las zonas carboníferas del Ripollès con las
zonas industriales de Barcelona. Por ello apareció la segunda línea de tren de
que dispone ahora Granollers, uniendo Barcelona, Granollers, Vic, Ripoll, Sant
Joan de les Abadesses y Puigcerdà.
La
condición ferroviaria de Granollers, quedaba configurada por estas dos líneas:
la de Barcelona-Portbou, y la linia Barcelona-Sant Joan-Puigcerdà.
La
construcción de las líneas férreas tuvieron también una gran repercusión
urbanística. En Sants, las grandes vías de comunicación conforman aun el
paisaje urbano de la ciudad, haciéndose más presente con la cobertura de las
vías, o el ya conocido “cajón” de Sants. En Granollers, la carretera i el rio
Congost ya condicionaban la expansión urbana de la ciudad en sentido
longitudinal. Con la aparición de las líneas férreas se acaba ahogando el
crecimiento urbano hacia el este.
Lejos
se encuentra ya la industrialización de estas dos poblaciones, y el origen que
llevó a la construcción de las vías férreas. Aun con todas las fábricas ya
cerradas, incluso mucho de ellas destruidas, el tren sigue jugando un papel
importante por lo que se refiere a la movilidad y al marco urbanístico.