El
barrio de Santa Catalina en Palma de Mallorca es posiblemente el barrio que
tiene un carácter más parecido al barrio barcelonés de Gràcia. Siendo su origen
es muy diferente, los barrios resultantes comparten unas semejanzas que quedan
reflejadas tanto en la edificación como en el ambiente que se respira en el
barrio.
Santa
Catalina, barrio de origen pesquero debido a su cercanía al mar, se configura a
partir de una edificación baja, las viviendas constan de 1 y hasta 3 plantas, con
una fachada principal donde predominan las persianas mallorquinas tras los
balcones, y un pequeño jardín en la parte de atrás. Las calles son tranquilas,
y algunas confluyen en pequeñas plazas con naranjos coincidiendo normalmente
con algún edificio público como la iglesia, el colegio, etc…
El
origen del barrio lo encontramos en el asentamiento del “Jonquet”, denominación
que hace referencia a la vegetación predominante en la zona donde se construyo,
los juncos. Es posiblemente la parte más característica del barrio junto al mercado
ya que en ella encontramos una serie de molinos, hasta ahora bastante
perjudicados por el abandono, que han recobrado su imagen y su presencia
gracias a las intervenciones de rehabilitación que están dándose lugar en el
barrio. Y es que tras una época de degradación, Santa Catalina esta resurgiendo
como el barrio tranquilo y agradable que fue a finales del S XIX y principios
del XX.
Son
muchos los comerciantes que están apostando por el barrio como nuevo foco de
actividad social en Palma, sobretodo representado por el sector gastronómico.
Las calles se han llenado de bares, restaurantes y pequeños comercios que
comparten un cierto parentesco con algunas calles de Gràcia y son
testigo de un ambiente muy similar. Ambos barrios son escenario de una gran
actividad que se prolonga durante todo el día, las calles conservan ese
carácter tranquilo de sus orígenes debido a su dimensión evitando ser invadidas
por grandes cantidades de vehículos y dando prioridad al peatón, factor que
soporta el hecho de que puedan cuajar todo este conjunto de comercios.
Podemos asegurar que Santa Catalina es posiblemente uno de los únicos barrios que,
gracias a su configuración urbanística (que comparte cierto parentesco con
Gracia), tiene las características idóneas para sobreponerse a tiempos adversos
y reubicarse como lugar importante dentro del panorama social de la ciudad de
Palma.