viernes, 15 de junio de 2012

Intramuros



Palma y Barcelona tienen como fuente de su expansión un elemento en común, ambas parten en su origen de la ciudad amurallada frente al mar que con el paso del tiempo y el incremento demográfico se vio expandida más allá de sus murallas.
Tanto en una ciudad como en la otra, el proceso de “salto” sobre estos muros ha provenido de unas causas similares, respondiendo a una serie de requisitos marcados por las distintas épocas y necesidades de estas que han dirigido las pautas de este hecho.
En la vertiente marítima, las murallas, desaparecen a medida que el objetivo para el que fueron construidos, la defensa de la ciudad, va perdiendo peso y se priorizan otros campos como la actividad mercantil marítima que alcanza su auge en el siglo XIX y el turismo.  Mientras, en su tramo interior las murallas se abren para dar cabida a las vías de conexión de la ciudad con las poblaciones vecinas. Estas vías se potencian a medida que el comercio se acentúa, de manera que se empiezan a configurar las primeras avenidas de entrada y salida de la ciudad.



Dado que la actuación extramuros es radicalmente diferente en las dos ciudades, hay que destacar las diferencias que encontramos en la ciudad intramuros, entre los dos núcleos de expansión de ambas ciudades. Sobre todo si nos fijamos en como se han tratado los edificios más representativos y su relación con la construcción que los rodea.
En el caso de Palma estos edificios ya están en un enclave determinado por razones previas a la muralla. Eso quiere decir que la relación entre estos y la muralla siempre ha sido algo secundaria en cuanto a su posicionamiento relativo. No obstante, una vez fijada la posición de estas construcciones sus características formales son las que se ven modificadas por el acercamiento de la muralla. Es decir, que durante los años en los que la muralla ha ido avanzando y retrocediendo creando nuevas situaciones de intersticio no ha afectado directamente a la imagen del edificio, pero si a su relación con la ciudad y las edificaciones colindantes.
La relación entre la edificación contenida por la muralla y esta es más estrecha en el caso de Palma que en Barcelona, dónde el intersticio entre mar y antigua muralla se ha ampliado tanto que actualmente es difícil reconocer el antiguo trazado de esta.



Otro hecho distintivo lo encontramos en que en el caso de Barcelona se abrieron grandes vías que atraviesan la ciutat vella rompiendo el trazado de calles original como es el caso de la vía Laietana, mientras que en Palma la red viaria de la ciudad medieval se mantiene casi igual y las vías de mayor dimensión se encuentran donde antaño se encontraba la muralla, recorriendo su antiguo trazado. En Palma la muralla sigue configurando la ciudad como lo hacia antiguamente, antes como muro que separaba la ciudad intramuros de la extramuros. Actualmente, las avenidas simulan a la antigua muralla diferenciando entre el casco antiguo y la Palma más reciente.